=Paper= {{Paper |id=Vol-2024/IberCrono_19 |storemode=property |title=Datación de un yacimiento no fortificado de la Edad del Hierro en Galicia: El caso de O Cepo (San Cibrao de Viñas, Ourense). (Dating of an unfortified site from the Iron Age in Galicia: The case of O Cepo (San Cibrao de Viñas, Ourense)). |pdfUrl=https://ceur-ws.org/Vol-2024/IberCrono_19.pdf |volume=Vol-2024 |authors=Alejandro Parga Castro,M. Pilar Prieto Martínez,Fátima Sánchez Blanco }} ==Datación de un yacimiento no fortificado de la Edad del Hierro en Galicia: El caso de O Cepo (San Cibrao de Viñas, Ourense). (Dating of an unfortified site from the Iron Age in Galicia: The case of O Cepo (San Cibrao de Viñas, Ourense)).== https://ceur-ws.org/Vol-2024/IberCrono_19.pdf
     Datación de un yacimiento no fortificado de la Edad del Hierro en
        Galicia: El caso de O Cepo (San Cibrao de Viñas, Ourense)
           (1) Alejandro Parga Castro, (2) M. Pilar Prieto Martínez, (3) Fátima Sánchez Blanco
                                Universidad de Santiago de Compostela
              (1) akme@telefonica.net, (2) pilar.prieto@usc.es (3) fatimalacor@hotmail.com

                      Resumen. El único tipo de yacimiento que se conoce en el NW Ibérico en la
                      Edad del Hierro es el castro o asentamiento fortificado. En la región son
                      desconocidos los contextos funerarios de este momento y los asentamientos
                      fuera de recintos fortificados son realmente escasos, siendo las publicaciones
                      sobre ellos todavía más excepcionales. Asimismo, los yacimientos mejor
                      conocidos se adscriben a la II Edad del Hierro sobre todo a partir del s. III
                      BC. El yacimiento de O Cepo es un sitio al aire libre vinculado a un gran
                      afloramiento, que presenta una frecuentación prolongada desde la Prehistoria
                      hasta Época Moderna, aunque la única datación disponible se corresponde
                      con los inicios de la II Edad de Hierro. El objetivo de este trabajo es presentar
                      una síntesis de los hallazgos más significativos y, particularmente, de la
                      ocupación asociada a la Edad del Hierro, ya que sus características no
                      responden al patrón usual de asentamiento fortificado.
                       Dating of an unfortified site from the Iron Age in Galicia: The case of O
                                        Cepo (San Cibrao de Viñas, Ourense)
                      Abstract. The only type of Iron Age sites known in the NW Iberian Peninsula
                      are hill forts or fortified settlements. The funerary contexts from this period
                      are unknown in the region, and there are very few settlements outside of these
                      fortified enclosures, and even fewer publications on them. The best-known
                      sites date from the Second Iron Age, especially from the third century BC
                      onwards. The site of O Cepo is an open air site associated with a large rock
                      outcrop, which was occupied from Prehistory until the Modern Age, although
                      the only dating available corresponds to the start of the Second Iron Age. The
                      aim of this study is to present a summary of the most significant findings, and
                      in particular of the model of occupation associated with the Iron Age, as its
                      features do not correspond to the usual pattern of a fortified settlement


1 Introducción
El único tipo de yacimiento que se conoce en el NO Ibérico en la Edad del Hierro es el castro o asentamiento fortificado.
En la región son desconocidos los contextos funerarios de este momento y los asentamientos fuera de recintos fortificados
son realmente escasos, siendo las publicaciones sobre ellos casi inexistentes. La poca información a la que se ha tenido
acceso ha sido difundida a través de comunicaciones al gran público y/o videos [Con11].
    Si nos centramos en territorio gallego, a pesar de la importante cantidad de castros excavados en la actualidad, pues
rondan los 150 [Tei12], su número es realmente pequeño, teniendo en cuenta que el número total de este tipo de
yacimientos para la región podría oscilar entre 3000 y 4500 [Tei12].
    En lo que se refiere a la cronología absoluta del castreño es necesario tener en cuenta que el número de yacimientos
excavados es limitado y tampoco se dispone de una cantidad significativa de dataciones radiocarbónicas, lo que implica un
encuadre cronocultural relativo [Pic08: 156]. Así, una parte importante de las cronologías asignadas a los yacimientos
castreños se basa en estudios de tipologías cerámicas y, en la actualidad, se cuenta además con un número escaso de
síntesis orientativas [Rey92, Cob99, Fer08]. También se han utilizado las diferencias tipológicas de los asentamientos para
establecer una cronología relativa, a partir de estudios principalmente comarcales [Car02, Par02]. Hasta el momento, sólo
contamos con una síntesis general publicada a finales de la primera década de este siglo XXI [Gon06-07]. Asimismo, los
yacimientos mejor conocidos se adscriben a la II Edad del Hierro sobre todo a partir del siglo III BC (consultar fig. 1 en
donde se sintetiza la periodización de la Edad del Hierro del NO de la Península Ibérica actualmente en vigor).
    El trabajo más reciente de cronología de la Edad del Hierro ha sido realizado a finales de los años 10 del presente siglo,
abordando la información disponible en ese momento para todo el territorio ‘castreño’, que incorpora Galicia, Asturias,
Norte de Portugal y León, con un total de 69 yacimientos datados [Jor09].
    El yacimiento de O Cepo, excepcional en la región, es un sitio al aire libre vinculado a un gran afloramiento, que
presenta una frecuentación prolongada desde la Prehistoria hasta Época Moderna, aunque la única datación disponible se
corresponde con los inicios de la II Edad del Hierro. El objetivo de este trabajo es presentar la síntesis de una ocupación
protohistórica datada, que no responde al patrón usual de asentamiento fortificado documentado en Galicia hasta ahora.
    Este tipo de yacimiento podría tener características comunes a los yacimientos de ‘arquitectura ambigua’, castros que
presentan un vínculo espacial con rocas de más o menos gran tamaño, hitos naturales en el paisaje con escasa
potencialidad habitacional [Gar13]. Sin embargo, O Cepo presenta una diferencia respecto a éstos, pues no se localiza en
la croa de un castro y en él se documenta abundante material, principalmente cerámico, resultado de una actividad humana
aparentemente intensa. Los yacimientos castreños con arquitectura ambigua son escasos y más frecuentes en zonas del
interior: San Cibrás de Lás, Avión, Santa Lucía, Armeá (Ouense), Chao Samartín (Asturias), Neixón (A Coruña) [Gar13] y
Pena Redonda (Pontevedra) [Gon07].
    La datación obtenida en O Cepo muestra que el momento de mayor actividad en el yacimiento se da en la transición
entre la Primera y Segunda Edad del Hierro en la región, uno de los momentos menos conocidos del castreño gallego.
Podemos destacar algunos yacimientos en Galicia con dataciones disponibles para este momento de transición, como el
asentamiento fortificado de Punta de Muros [Can10], y los castros de Alto do Castro [Par00], Castromao [Car91], O
Achadizo [Rub99], As Laias [Car05] y San Cibrán de Las [Alv16].




Figura 1 - Síntesis de periodización de la Edad del Hierro del NO partiendo de propuestas de diferentes autores llegando a
                         la más actualizada a inicios del siglo XXI (a partir de Fer08: 222, Fig. 1.1)


2 El yacimiento de O Cepo

2.1 Contexto geográfico y arqueológico

El yacimiento de O Cepo se localiza en el lugar de Vilanova, perteneciente a la parroquia de San Miguel de Soutopenedo,
en el término municipal de San Cibrán das Viñas (Ourense). Los hallazgos se realizaron en el entorno de una pequeña
colina constituida por afloramientos rocosos. Esta se sitúa próxima a la cabecera de un arroyo, en el borde de la penillanura
de A Veiga, a 400 msnm.
    Los hallazgos y la intervención arqueológica se realizaron en el año 1996, entre el 22 de julio hasta el 17 de agosto,
debido a la construcción de la Autovía Rías Bajas N-525 (Tramo San Cibrán das Viñas-Alto de Allariz) [Par96], tras haber
sido detectado durante labores de control y seguimiento arqueológicos de las obras, donde se documentaron en superficie
abundantes materiales, algo más de mil piezas, principalmente fragmentos cerámicos [Pri01]. A pesar de que su ocupación
principal es de la Edad del Hierro, cabe destacar que tanto este yacimiento como el entorno de A Veiga cuentan con
abundantes restos paleolíticos, también documentados y catalogados durante la construcción de la autovía [Lop01].



                                                              261
     Figura 2 - Mapa de localización del yacimiento, fotografía aérea mostrando la autovía pasando por el yacimiento,
 fotografía con la vista general del yacimiento antes de su excavación y perfil topográfico del mismo (fotografías y plano
                                                   del perfil de A. Parga)


2.2 Los sectores de excavación
Fueron establecidos 4 sectores de excavación bien diferenciados y se documentaron algo más de dos mil quinientas piezas
(Fig. 3) [Par96]:

    Sector Central. Localizado en la zona superior de la elevación, donde existía una pequeña plataforma llana,
interrumpida por varios conjuntos de afloramientos graníticos, que generaban dos espacios bien diferenciados. Se
establecieron dos sondeos, uno en la zona meridional de 2x2 m y otro en la septentrional de 3x4 m. La excavación de este
sector se acometió primero debido a su aparente buena conservación y sus buenas condiciones naturales del abrigo y de
defensa.
    En este sector no se documentaron estructuras arqueológicas durante la excavación, aunque fueron extraídas 680
piezas.



                                                             262
    Sector Norte. Ocupaba una ladera de suave pendiente, interrumpida por una cantera de ‘xabre’ 1 utilizada para las obras
de la autovía. La zona estaba muy arrasada y presentaba grava de ‘xabre’ y profundas roderas en toda su extensión.
Inicialmente se practicó un sondeo de 3x2 m que fue ampliado hasta alcanzar una superficie excavada de 39 m2. En el
extremo noroeste del sector se realizaron dos pequeños sondeos, de 2x3 m, que no aportaron ningún tipo de hallazgo
arqueológico, delimitando la extensión del yacimiento hacia el norte.
    Durante la excavación arqueológica de este sector fueron documentadas 8 zanjas de tipo navicular, así definidas por
presentar una forma alargada con sección transversal en U y 213 piezas.
    Sector Sur. Ocupa la ladera meridional del otero en una zona prácticamente llana. Al igual que sucedía en el Sector
Norte, se trataba de una zona aparentemente muy arrasada durante las labores de desbroce para la construcción de la
autovía, por lo que el área excavada se centró en el espacio donde se conservaba mejor el suelo.
    Durante el proceso de excavación fueron registradas 10 improntas, 5 de ellas correspondientes a zanjas naviculares
similares a las del sector norte. Se localizaron además 496 piezas.
    Sector Oeste. Este se ubicó en una zona llana, algo más alejada de la ladera occidental del afloramiento, ya en el límite
de la zona cautelada. Aquí se proyectó un sondeo de 7x4 m, que se amplió posteriormente. La zona estaba muy arrasada
por las labores de desbroce mencionadas anteriormente.
    Este fue el sector más rico, donde se localizaron dos fosas y cinco improntas naviculares y un total de 1107 piezas.




               Figura 3 - Distribución de los sondeos arqueológicos y fotos de las estructuras documentadas
                                             (fotografías y plano de A. Parga).


2.3 La estratificación del yacimiento y las estructuras arqueológicas
En relación con la estratificación del yacimiento, la excavación indica la existencia de un Horizonte A exiguo y un
Horizonte B, donde se localizó la mayor parte del material arqueológico, que aparece sellando todas las estructuras
arqueológicas. Éstas aparecen excavadas en la roca o en el Nivel R que asemeja un relleno de nivelación de ‘xabre’. El
suelo original parece haber desaparecido por la erosión y el único depósito antiguo que se conserva es el Nivel F, que
rellena la fosa donde se recogieron las piezas de bronce y la muestra para datar (Fig. 4).
    Las estructuras principales son dos fosas localizadas en el Sector W, cuyo relleno y ejecución responde a un patrón
diferente. Por un lado, la fosa 1, más pequeña (0,40 m de diámetro) y excavada en una veta rocosa que se extiende por el
sondeo con una orientación S/SE-N/NW. Tiene una forma semicircular y está delimitada hacia el E por una pared vertical.
   1
         Roca madre descompuesta, de origen granítico.

                                                              263
Parece que la roca extraída durante su ejecución fue fragmentada en pequeños guijarros de 5 cm de diámetro que se
utilizaron para rellenar la fosa de nuevo. Carece de materiales arqueológicos en su interior. Por otro lado, la fosa 2, a
menos de 1 m de la anterior, fue excavada en el ‘xabre’ con una forma arriñonada y unas dimensiones mayores (1x0,60 m)
y colmatada por un relleno de tierra marrón con gravilla (Nivel R), que contenía abundante material arqueológico (dos
piezas de bronce incompletas, 6 líticos, 3 fusayolas y 846 fragmentos de cerámica de 3 recipientes diferentes). Esta
aparecía sellada por un pequeño batolito granítico. Además, esta fosa contenía pequeños carbones y la muestra datada
procede del interior de esta estructura.
    El resto de las estructuras localizadas se corresponden con agujeros de poste y pequeñas zanjas longitudinales de
sección navicular. Estas últimas aparecen claramente alineadas longitudinalmente en los sectores E y W, constituyendo
además varias alineaciones paralelas que dejan pasillos intermedios de 0,8-1 m de anchura, mientras que en el sector S se
disponen de forma radial. La excavación parcial del yacimiento no ha permitido obtener una planta completa de las
estructuras e impide determinar su función concreta [Par96]. Las características de las improntas localizadas, que
presentan una escasa profundidad y poco o ningún buzamiento, indican probablemente la existencia pretérita de estructuras
verticales de madera bastante livianas. Estas estructuras se ceñían al perímetro del otero rocoso y no aparecen en su
interior (Sector Central).


3 La datación radiocarbónica y su contexto
La muestra datada corresponde al depósito (Nivel F) que contenía las dos piezas de bronce, en la fosa 2 del Sector W. Se
trata de un depósito con una tierra de color pardo-oscura, bastante fina y suelta, que contenía gravilla y diminutos
carbones. Este depósito estaba sellado por una roca abombada y por el horizonte B. El análisis radiocarbónico ha
proporcionado un resultado de 2320±30 BP (Beta-413080) (Tabla 1).

   Tabla 1 - Calibración de la datación del yacimiento (a partir del programa CALIB REV7.0.0 [Rem13])

                              % area enclosed           BC cal       probability distribution
                              68.3 (1 sigma)            404- 381     1.000
                              95.4 (2 sigma)            427- 423     0.003
                                                        419- 357     0.940
                                                        285- 235     0.053

    Si nos centramos en el material documentado en la fosa 2 podemos afirmar que, en su conjunto, parece una deposición
intencionada realizada como ofrenda y que pasamos a describir seguidamente.
    Si en el Sector Oeste se recuperaron un total de 33 recipientes cerámicos, podemos afirmar, a partir del estudio de
pastas, que en la fosa 2 fueron documentados al menos 3 recipientes. La peculiaridad de esta deposición radica en el
extremado grado de fragmentación de las vasijas ya que se han podido contabilizar un total de 630 piezas, cifra que
equivale al 50% de los fragmentos recuperados en este sector. Destaca el pequeño tamaño de dichos fragmentos, siendo en
la gran mayoría de los casos inferior a los tres centímetros. Estas condiciones deposicionales apuntan a la existencia de una
selección previa de las piezas allí colocadas.
    A la cerámica se suma la localización de dos piezas de bronce muy próximas entre sí (SCV-W525 e SCV-W601, fig. 5,
superior izquierda). La primera de ellas es un colgante de tipo amorcillado que no presenta decoración, mientras que la
segunda es un brazalete de varilla metálica de sección cilíndrica con terminación en forma de perilla. Carece
aparentemente de decoración con una superficie perfectamente lisa y, aunque tiene forma de torque, sus dimensiones
indican que puede ser un posible brazalete. Ambos elementos, desde el punto de vista tipológico, podrían presentar una
larga tradición desde el Bronce Final hasta la Primera Edad del Hierro [Gon06-07: 217]. El fragmento de brazalete
encontrado en O Cepo presenta semejanzas con torques de oro procedentes de los yacimientos de Soalhães y Rendar
[Gon06-07: 219, fig. 3.38, nº4-5] y llama la atención la coincidencia formal de brazaletes de bronce con algunos torques de
oro, lo que nos lleva a corroborar que deben fecharse en los inicios de la Edad del Hierro [Gon06-07: 218]. Si nos
centramos en el colgante amorcillado, se observa que presenta paralelos con los colgantes recuperados en los yacimientos
de Torroso y Santa Tegra [Gon06-07: 217, fig. 3.37, nº23-29], en consonancia cronológica con la pieza de bronce que
tiene asociada. Por lo tanto, la cronología relativa de estas dos piezas refuerza la cronología obtenida con AMS, situando
este depósito en la transición de los siglos V-IV B.C. Aunque es difícil saber si esta estructura fue amortizada en el inicio o
en el abandono del yacimiento, probablemente no habría demasiada diferencia cronológica, pues el momento de actividad
en la Edad del Hierro no fue prolongado en el tiempo sino, más bien, parece concentrado en un único momento de
actividad de corta duración.
    Además, se documentaron un total de 5 piezas relacionadas con el procesado de hilo (Fig. 5), que pertenecen a la Fosa
2. Aunque 3 piezas son fusayolas, únicamente la pieza SCV-W470 se conserva completa, mientras que las piezas SCV-
W441 y SCV-W442 están fragmentadas. Las restantes son panzas modificadas que habitualmente se denominan fichas,
dada su clara tendencia circular y la ausencia de una perforación central, y que se asocian también a este tipo de actividad.
    Por último, en la Fosa 2 se documentaron un total de 6 piezas líticas (Fig. 5, inferior izquierda). El cuarzo es el material
más utilizado y después la cuarcita. Se trata de un fragmento de canto rodado (SCV-W043), un fragmento de prisma

                                                               264
(SCV-W356), una lasca de 1º orden (SCV-W370), resto de talla (SCV-W495), un canto rodado (SCV-W627) y un
fragmento de hoja (SCV-W935).




   Figura 4 - Datación, fotos, dibujo en perfil y curva de calibración con la datación (fotografías y dibujos de A. Parga)

    Por lo tanto, las características particulares de este depósito parecen señalar claramente una deposición votiva y ritual.
Este tipo de estructuras, bien votivas, bien funerarias, están documentadas en algunos yacimientos de la Edad del Hierro.
Podemos destacar en el ámbito gallego la fosa del Bronce Final con una posible función funeraria encontrada en Valdamio
(Riós, Ourense), como deposición previa a la ocupación de la Edad del Hierro del sitio [Con11]. Asimismo, otro ejemplo
interesante es el del Castro Grande de Neixón (Boiro, A Coruña), con una cronología de los siglos V-III BC, en cuya
entrada SE fueron documentadas 16 fosas con materiales púnicos, entre los que destacaban dos jarras. Estos restos fueron
interpretados como estructuras con función ritual, con ‘carácter estructurado (votivo) de los depósitos’ [Gon10: 593]. Así




                                                              265
que disponemos de algunos ejemplos registrados en Galicia en los que se puede hablar de deposición ritual o votiva en
yacimientos de la Edad del Hierro, aunque su naturaleza sea diversa 2.
   Mejor conocidos son los depósitos votivos en otras áreas de la Península Ibérica, tanto durante la Edad del Bronce
[Bla84-85] como en la Protohistoria. En este último caso son los rituales faunísticos los mejor conocidos, destacando
yacimientos publicados recientemente como el de El Molón (Valencia) en zona ibérica [Lor14] o el del Cerro de la Mesa
en zona vetona [Cab14]. En el caso de Galicia, la acidez del suelo no permite la conservación de material orgánico, salvo
que éste haya sido carbonizado o depósitos sellados, por lo cual, en el caso de existir, este tipo de depósitos votivos serían
de difícil detección.


4 La actividad del yacimiento a partir de la valoración del material cerámico
Dado que no se han podido datar todos los momentos de actividad del yacimiento, los materiales cerámicos son los que
ofrecen una mayor información sobre este tema, por lo cual consideramos importante ofrecer una visión global del sitio
desde el punto de vista de una cronología relativa, simplemente para mostrar la complejidad ocupacional del área.
    En el yacimiento de O Cepo se registró un conjunto de 2.510 piezas. Cabe resaltar el material cerámico como
mayoritario con 2.440 piezas distribuidas en las cinco áreas excavadas. Destacan 8 piezas de posible vinculación a la
producción de hilo y los restantes fragmentos son partes de vasijas. Se documentaron, además, 67 líticos, destacando una
fusayola o pesa de telar. Finalmente, se encontraron dos piezas metálicas de bronce, que permiten ajustar la cronología
relativa de la fase protohistórica del yacimiento, en coherencia con la datación obtenida en la fosa 2. Además, se localizó
una pieza de pasta vítrea.
    Los materiales localizados no fueron depositados en un único momento de actividad del yacimiento, sino que son
restos de ocupaciones de distinta intensidad, que nos refieren al menos a 6 momentos diferentes [San16], que pasamos a
sintetizar muy brevemente:
    1) Paleolítico Inferior y Medio: Unas 60 piezas líticas.
    2) Campaniforme: 2 recipientes (2 fragmentos que coinciden con los ya previamente recuperados en superficie durante
las labores de control arqueológico).
    3) Edad del Hierro: 147 recipientes (2.388 fragmentos), material metálico en bronce, fusayolas y fichas. Única fase de
la que se pudoobtener una datación radiocarbónica.
    4) Época Romana: 14 recipientes (22 fragmentos), 1 fragmento de vidrio.
    5) Edad Media: 1 recipiente (15 fragmentos).
    6) Época Moderna: 4 recipientes (15 fragmentos).

    Sin embargo, la fase que nos interesa destacar en el presente trabajo es la protohistórica, no sólo por ser la única que
dispone de datación radiométrica, sino porque es el momento en el que se detecta una mayor intensidad en la ocupación,
teniendo encuentra la cantidad de restos recuperados.
    El estudio realizado, permite caracterizar mejor la cerámica de la Primera Edad del Hierro y transición con la Segunda
Edad el Hierro, que sólo se conoce en Galicia a partir del esfuerzo de algunos autores [Rey92] en la caracterización
tipocronológica. De todas formas, se trata de estudios que no han podido ser sistemáticos dada la escasa o ausente
información sobre el contexto en el que se localizaron estos materiales.
    Podemos destacar algunas de las características, que coinciden parcialmente con los estudios tipológicos realizados
hasta el momento. En primer lugar, debemos resaltar la gran fragmentación y rodamiento de la cerámica que no permite
identificar morfotipos en todos los recipientes clasificados. Sin embargo, la caracterización de pastas ha permitido
reconocer el número mínimo de vasijas que indica una relativa intensidad de la actividad protohistórica en el sitio. 147
recipientes (de los 170 identificados en el yacimiento) son de esta fase protohistórica. Fueron clasificados a partir del 21%
de los fragmentos cerámicos registrados (529 piezas), lo que indica la elevada fragmentación del material en su conjunto.
    Así, de los 147 recipientes sólo se pudieron describir morfológicamente con fiabilidad un total de 59 recipientes. La
parte conservada del cuerpo normalmente se restringe al tercio superior (borde, cuello y inicio de la panza), que es la que
permiten definir las morfologías generales de manera más acertada. Se han definido tres morfotipos: 49 ollas, 7 cuencos y
3 jarras. Por lo tanto, la olla predomina claramente sobre las otras dos formas documentadas. Asimismo, apenas
disponemos de medidas para los recipientes por lo que no podemos conocer sus tamaños. En los casos en que se pudo
tomar alguna medida, encontramos que esta oscila ente 160 mm y 290 mm de diámetro de boca en las ollas. Así que no se
observan formas de gran tamaño, aunque dentro de este conjunto existe una cierta variedad.
    En relación con el tratamiento técnico, la cerámica de la Edad del Hierro presenta una gran homogeneidad, constatada
en que son vasijas hechas a mano, en las que se observa un control del proceso de fabricación en todas las fases en general:
(preparación de arcilla, amasado, acabado superficial y cocción). Presentan predominantemente texturas compactas medias
con escaso desgrasante de gran tamaño, acabados alisados finos, colores marrones y regulares, y son cocidos en ambientes
reductores en los que predomina la fractura bícroma.

   2
         No pretendemos entrar en una discusión sobre depósitos votivos en general, pues no es el objetivo de este trabajo
y requiere sin duda otro artículo, por lo cual no entraremos a mencionar los depósitos de armas del Bronce Final bien
conocidos en la región.

                                                              266
    Respecto a la decoración, destacar que el número de piezas es realmente escaso, con sólo seis recipientes decorados
adscritos a esta fase. El grado de rodamiento y fragmentación también afecta a este conjunto, ya que no se pueden
reconstruir en su totalidad y, en algún caso, ni siquiera parcialmente, observando la existencia de una decoración muy
incompleta. La técnica decorativa más utilizada es la del acanalado. También hay constancia de la utilización de la
impresión, la técnica de cepillado, la presencia de la técnica plástica manual y la incisión. El motivo es bastante
homogéneo en todos los recipientes, en los que encontramos dos tipos: líneas rectas sucesivas en horizontal, o reticulados,
que presentan una banda decorada con dos líneas acanaladas en la parte superior e inferior y que delimitan un relleno
central con diseño reticulado inciso. Aunque no se puede afirmar rotundamente, deducimos por la orientación de las
paredes de los vasos que las decoraciones fueron aplicadas probablemente en las ollas, que es la forma predominante.
    Además, en cerámica se documentaron 6 piezas asociadas a la producción de hilo. Tres son claramente fusayolas y las
restantes son fichas realizadas a partir de la reutilización de panzas de vasijas cerámicas. Asimismo, hay una pieza lítica
tipo ficha.
    Descontextualizada en el registro, se recuperó una cuenta de pasta vítrea con forma de gota que no supera el centímetro
de diámetro. Con respecto al contexto arqueológico tan solo podemos precisar que apareció en alguna de las zanjas.
Podríamos encuadrar cronológicamente dicha pieza en la Fase I dado que la mayor parte de las dataciones las sitúan entre
los siglos VII y III a. C., primera Edad del Hierro [Can10: 632 e Gon06-07: 266]. Para este tipo de material se constata su
presencia en noroeste a partir del 900 a.C. [Gon06-07: 96]. A pesar de la coherencia con la cronológica antigua, debemos
tomar con precaución esta pieza, ya que forma parte de un proceso productivo relacionado con el vidrio que podría ser más
tardío y asociarse a la época romana.
    En relación con la industria lítica, únicamente se puede confirmar la vinculación a la fase protohistórica de las 6 piezas
registradas en a fosa 2. El resto de las piezas (61), hechas mayoritariamente en cuarzo y cuarcita, son de difícil adscripción
salvo las paleolíticas, aunque algunas de ellas podrían corresponder también al momento de actividad protohistórico. La
mayor parte de ellas se localizaron en el Sector Oeste y el Central, 19 y 18 respectivamente. En el Sector Norte se
documentaron un total de 11 piezas y en el Sector Central se localizaron solamente 6. En la Zanja Este y Oeste se
recuperaron un total de 5 líticos, entre los que destacan dos bifaces. También hay una importante presencia de cantos
rodados que no pudieron depositarse allí de forma natural. En general existe una gran diversidad de materiales en todos los
sectores y un repertorio lítico con gran variedad, tanto en materiales como en tipos. Destacamos que el sílex sólo aparece
en el Sector Sur. Los bifaces se localizaron en las zanjas, mientras que la raedera apareció en el Sector Sur bastante alejada
de aquellos, mostrando la gran dispersión de esta industria en la zona.




           Figura 5 - Fotos y/o dibujos de los materiales más significativos del yacimiento en la Edad del Hierro
                               (fotografías de F. Sánchez, dibujos de P. Prieto y F. Sánchez)

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5 Consideraciones finales
El yacimiento de O Cepo presenta evidencias de una actividad reiterada desde el Paleolítico hasta época Moderna. Si bien,
la existencia de una notoria cantidad de restos materiales adscritos a la Edad del Hierro, sobre todo cerámicos, indica que
la mayor intensidad de la ocupación se desarrolló en esta época y, en menor medida, durante la época Romana.
    Centrándonos en la ocupación de la Edad del Hierro, nos encontramos con un yacimiento atípico dentro del ámbito
gallego, tanto desde el punto de vista tipológico como cronológico.
    Respecto a la posible interpretación de los hallazgos, la excavación parcial del yacimiento impide obtener una planta
completa de las estructuras y la ausencia de paralelos en la región tampoco contribuye a esclarecer la naturaleza de este
sitio. Sin embargo, y de manera hipotética, podríamos plantearnos que el espacio del yacimiento de O Cepo fue organizado
estableciendo un área central delimitada por afloramientos, donde no hay evidencias de estructuras. Esta zona, más alta y
resguardada, podría haber servido para recoger y proteger el ganado, funcionando como un corral natural que se completa
con pequeñas estructuras perimetrales de madera para el cierre y el acceso de los animales. La aparición de otras
estructuras como agujeros de poste y el abundante material arqueológico, parecen indicar una actividad antrópica cotidiana
en el entorno. Las características de las piezas cerámicas, con elevada proporción de vasijas de cocina, avalan esta
actividad doméstica que se desarrollaría alrededor de los afloramientos.
    En relación con la fosa 2 (de donde procede la muestra datada), tampoco existen paralelos documentados en la región.
El hecho de que, tanto el material metálico depositado como la cerámica, aparezcan fragmentados podría interpretarse
como un pequeño basurero. Sin embargo, la práctica totalidad de los restos cerámicos corresponden sólo a tres vasijas y
esto podría evidenciar que se trata de una fragmentación y deposición intencionadas. Esta deposición tendría
probablemente un carácter ritual, aunque su función concreta también es incierta. Por un lado, la forma arriñonada de la
estructura, el ajuar metálico y la presencia de materia orgánica (carbones), podrían indicar la presencia de un
enterramiento. Sin embargo, los enterramientos en fosa característicos de la Edad del Bronce en la región y en Europa
presentan ajuares completos sin fragmentar y no conocemos paralelos para la primera Edad del Hierro en Galicia. Esta
circunstancia nos lleva a pensar que podría tratarse de una deposición de tipo fundacional, cuya posible funcionalidad
podría corresponder a un rito relacionado con la apertura (fundación) o el cierre (amortización) de este asentamiento
protohistórico.
    En todo caso, la tipología del yacimiento, responde a un modelo de asentamiento no fortificado constituido por
estructuras perecederas en madera. Este modelo es prácticamente desconocido en la región y no hay publicaciones al
respecto. El único paralelo cercano sería el yacimiento de Valdamio (Riós, Ourense), excavado en el mismo trazado de
autovía que O Cepo, en el que se documentaron dos fondos de cabaña (improntas tipo zanja) y varias fosas con abundante
material [Con11] 3.
    En relación con las características del asentamiento, debemos destacar la presencia de batolitos graníticos. Estos son
elementos funcionales, favoreciendo la protección del sitio y el control visual del entorno, pero también constituyen un
marcador del área ocupada, quizás como elementos vinculados al desarrollo de ciertas prácticas rituales o votivas.
    La arquitectura natural del sitio podría indicarnos que se trata de un emplazamiento especial para el desarrollo de
actividades rituales. Aunque dentro de un ámbito diferente, ya todos ellos se localizan en las croas de los castros [Gar13:
80] (fig. 6), existen algunos ejemplos para la Edad del Hierro en Galicia de lo que García y Seoane (2013) denominan
como “arquitectura ambigua”. Estos se definen por la existencia de un elemento natural (afloramiento rocoso) antropizado
y monumentalizado (con un trabajo parcial o débil de la roca), buscando conseguir un efecto determinado.
    Desde el punto de vista cronológico, el conjunto de materiales localizado en la fosa y los materiales protohistóricos
hallados en todo el entorno, forman un conjunto bastante homogéneo, lo que parece indicar un sólo momento de actividad
en la fase protohistórica 4. La datación obtenida en la fosa 2 nos sitúa en la transición entre la Primera y Segunda Edad del
Hierro, uno de los momentos menos conocidos del castreño gallego y en el que el número de yacimientos con dataciones
radiocarbónicas es escaso. Sólo unos pocos yacimientos en Galicia poseen niveles datados radiométricamente para ese
momento (Alto do Castro, Pena Redonda, Castromao, O Achadizo, As Laias y San Cibrán de Las, entre otros), a los que
habría que sumar el yacimiento de Valdamio, que no dispone de datación radiométrica pero tiene una pieza de importación
del Mediterráneo Oriental que podría encajar en esta cronología [Con11].
    Así pues, a través de este trabajo se ha tratado de divulgar la información y resaltar el interés de un yacimiento poco
común de la Edad del Hierro del noroeste ibérico.




   3
         En los niveles antiguos excavados en algunos castros gallegos recientemente se están documentando estructuras
domésticas hechas en madera y no en piedra, asociados a fases de los siglos V-III BC, pero están pendientes de ser
publicadas.
   4
         A pesar de la coherencia en el conjunto de materiales localizado, no hay dataciones de las improntas que
permitan asegurar que todas las estructuras son de la misma época y podrían haber existido diversos momentos de
ocupación del sitio con una funcionalidad diferente

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Figura 6 - Relación de yacimientos citados en el texto o de interés (a partir de [Gar13])




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Agradecimientos
Este trabajo ha sido desarrollado en el marco de 3 proyectos:
 “Estudio del cambio social en el III y II milenios BC en el NW de la Península Ibérica a partir de yacimientos de contexto
mixto. Programa Nacional de Proyectos de Investigación Fundamental, Ministerio de Economía y Competitividad, entre
2013 y 2015.
“Tecnología y producción de la cerámica medieval de Galicia” (MC-PTG). HAR2015-64441-P (Plan Nacional: Ministerio
de Economía y Competitividad, Convocatorias 2015, Proyectos EXCELENCIA y Proyectos RETOS, Dirección General
de Investigación Científica y Técnica, Subdirección General de Proyectos de Investigación), 2016-2019.
Axudas do Programa de Consolidación e Estructuración de Unidades de Investigación Competitivas, Modalidade Grupos
de Referencia Competitiva n. expte GRC2014/009 (GI-1919), SINCRISIS. Universidade de Santiago de Compostela.


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